A veces siento que es demasiado,
que la vida me agota vivirla,
que no descanso y, peor, cuando miro al futuro...
con más retos y más desafíos.
A veces me vence el pesimismo,
mis incapacidades y torpezas,
que no me ayudan a salir airosa de los proyectos,
sino que me derrumban con contundencia.
A veces me siento asfixiada de no saber qué hacer,
o me perturba la idea de querer que todo termine.
Imagino un descanso, un respiro, un fin.
Es cuando salen de mi mente todas las personas que amo,
que me necesitan y con quienes aún tengo mucho que dar.
Es cuando mi corazón se aprieta como si me dijera "¡VAMOS!".
Por eso, solo a veces, me siento así, porque de lo contrario
me siento inspirada, motivada, con energía y, sobre todo,
dispuesta a persistir, porque son ellos quienes me dan
energía para que cada vez más tenga momentos positivos.
Aun así, reconozco que a veces visito la casa de la depresión,
no porque sea malo, sino porque me siento orgullosa de poder salir de ahí,
que sea un lugar al que visito de vez en cuando y no el lugar donde vivo permanentemente.
Si tú también lo vives, puedes elegir
aceptar que tenemos momentos difíciles que nos afectan,
pero también puedes elegir pasar y no quedarte.
¿Cómo? Pues no pienses tanto en ti, piensa en los que necesitan de ti.
Escrito el 3 de mayo del 2022.
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